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Cristina Gil Venegas

Cristina Gil Venegas

A night-time traveller

NUEVA YORK: “THE GIRL PUZZLE”

Nueva York en sí misma es un rompecabezas. Esta ciudad formada por islas y una porción de tierra firme -en el Bronx- está conectada por diversos medios de transporte que unen sus piezas.

CONECTANDO LAS PIEZAS

Nueva York en sí misma es un rompecabezas. Esta ciudad formada por islas y una porción de tierra firme -en el Bronx- está conectada por diversos medios de transporte que unen sus piezas. Estos incluyen el sistema de metro, calles y túneles vehiculares -por los que transitan autobuses, taxis y automóviles-, sistemas de transbordadores e incluso un teleférico. Siendo este último el que más quería conocer.

Mi idea de ir a Roosevelt Island era tomar el teleférico y tener la oportunidad de ver un lado diferente de Manhattan. Quería ver todas las piezas de Nueva York desde una perspectiva diferente. En fin, deseaba experimentar la ciudad de todas las formas posibles. Y esa fue la sensación que tuve cuando estuve dentro del vagón del tranvía.

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Roosevelt Island durante el verano

A pesar de que había demasiada gente en un espacio tan pequeño, tuve una vista increíble de la ciudad. En los 360 grados de ese pequeño vagón se desplegaba Nueva York en todo su esplendor. Como arquitecta, me encantan las fotografías aéreas de las ciudades y mejor aún cuando descubro oportunidades como esta de ver la ciudad como una maqueta a escala real.

Tan pronto como cruzamos el río, para mi sorpresa, Roosevelt Island nos recibió con un ambiente tranquilo y silencioso contrastado con el ruidoso Manhattan del que acababa de salir hace unos minutos. Aquí, pasé mi tiempo caminando por la isla sin una ruta trazada. Desde la tarde hasta el atardecer, solo admiré el paseo marítimo de Manhattan. Después de un tiempo, cuando se acercaba la noche, llegué al extremo norte de la isla. Allí, en la esquina más alejada estaba el Faro.

SERES INCOMPLETOS

Cuando entré en el Lighthouse Park en Roosevelt Island, vi a lo lejos rostros gigantes y brillantes. En medio de la noche, estas piezas relucientes se destacaban como estrellas en un cielo nocturno despejado. Ese lugar era el monumento “The Girl Puzzle” en honor a Nellie Bly. Cuando me acerqué a las esculturas, quedé hipnotizada por la escala de los rostros y todos los reflejos a mi alrededor. Entre estos rostros gigantes pude ver partes de mí misma en las superficies brillantes. Yo hacía parte de la exposición.

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Faro y el monumento “The Girl Puzzle” en honor a Nellie Bly – Roosevelt Island

Caminé un rato viéndome a mí y a otras personas reflejadas en la superficie de esculturas urbanas. En algún momento, me sentí muy vanidosa por admirar mis múltiples reflejos. En ese momento, recordé cuando era niña y me decían que no me mirara mucho en el espejo. No estaba bien ser una niña vanidosa.

Después de algunos años, aprendí que ver mi reflejo en el espejo no siempre era vanidad. Mirarme en el espejo se convirtió en un ejercicio para recordarme lo lejos que había llegado, lo mucho que había cambiado. Verme a mí misma a través de mis propios ojos y tener pensamientos positivos sobre mí me ha ayudado a abrazar todas las partes de mi ser, incluidas las imperfectas.

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Monumento “The Girl Puzzle” en honor a Nellie Bly – Roosevelt Island

Cuando estaba viendo estas esculturas urbanas, me di cuenta que estas eran una invitación a ver todas las piezas de nosotras mismas y abrazarlas una por una. Mientras caminas dentro del parque, todas las esferas reflectantes te muestran una parte de ti misma y estas imágenes cambian a medida que te mueves a través de las esculturas. Este lugar se transforma con cada persona. Al final, mientras lo exploras tus reflejos se vuelven parte del rompecabezas.

REFLEJOS EN OTRAS

El “Girl Puzzle Monument” se compone de cinco caras. Una de ellas, fundida en bronce plateado, honra a Nellie Bly. Bly fue una periodista estadounidense que defendió las causas e injusticias de otras mujeres. Los otros cuatro rostros representan a una niña pequeña, una mujer afroamericana, una mujer mayor y miembro de la comunidad LGBTQ y una mujer asiática. Estas últimas esculturas están fundidas en bronce y nos muestran personas históricamente invisibilizadas

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Escultura de Nellie Bly – Roosevelt Island

Creo que este lugar nos hace recordar que cada una de nosotras tiene una voz única y cada una de estas voces merece ser escuchada. De esta forma, Nellie Bly dio voz a muchas personas quienes no tenían posibilidad de ser escuchadas y esa fue la raíz de su increíble impacto y legado. Al final, estas esculturas urbanas se asemejan a la forma en que estamos conectadas con las personas que nos rodean, aunque no siempre seamos conscientes de ello.

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Escultura de una mujer afroamericana – Monumento “The Girl Puzzle” en honor a Nellie Bly

Vemos parte de nosotras mismas en las demás, y también proyectamos parte de nuestra esencia en las demás. Así como nos lo muestran los materiales de estas esculturas, estamos siempre en un fluido intercambio de reflejos. Algunos de estos son físicos, que por lo general para el caso de las mujeres la sociedad los ha reducido a la belleza. Pero también percibimos los reflejos inmateriales como la sabiduría y el cariño, actos que se reflejan en nuestras acciones. Al final, todas estas reflexiones forman parte de nuestro propio rompecabezas.

HISTORIAS CONECTADAS

Creo que los lugares urbanos están tejidos por innumerables historias y en este caso por innumerables reflejos. Así, en cada lugar que habitamos dejamos piezas de nosotras mismas. En este intercambio, perdemos algunas piezas, pero ganamos otras. Nos destruimos y reconstruimos. Como describen esta exhibición, las esculturas son “…secciones parciales que parecen piezas gigantes de un rompecabezas, muestran la profundidad de la emoción y la complejidad de ser rotas y reparadas”.*

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Monumento “The Girl Puzzle” en honor a Nellie Bly – Roosevelt Island

Encuentro belleza en las personas que se han roto y que han tenido el coraje de juntar sus pedazos y reconstruirse más fuertes. Porque es en nuestros momentos más oscuros cuando realmente vemos lo resilientes que somos. Como en la vida, veo en los momentos más oscuros de las ciudades una oportunidad para abrazar su verdadera yo. Cada noche es una ocasión para ver la esencia de una ciudad y simplemente amarla por lo que realmente es.

Como en la vida, veo en los momentos más oscuros de las ciudades una oportunidad para abrazar su verdadera yo. Cada noche es una ocasión para ver la esencia de una ciudad y simplemente amarla por lo que realmente es.

Al final, como nos muestran estas esculturas, no necesitamos ser perfectas para estar completas. Y esa es la belleza de la vida, estamos continuamente buscando nuevas piezas para agregar a nuestro rompecabezas.

Viajera nocturna

*Nota: Traducción de la autora

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